El proceso que diseñamos es completamente modular. En función de las necesidades encontradas en el sitio del cliente, podemos optar por combinar la tecnología de gasificación con la de plasma y también aprovechar la biodigestión de menor rendimiento, siempre tratando los gases con tecnologías derivadas del campo de petróleo y gas y aprovechando, siempre que sea posible, del poder de la cavitación controlada; la producción de energía se puede obtener en ocasiones con motores endotérmicos, turbinas de gas o vapor y, en ocasiones, con sistemas termodinámicos.
Los sistemas de abducción están modulados por la industria extractiva, mientras que la gestión de los dispositivos de seguridad también es fruto de la experiencia adquirida en el sector del petróleo y el gas.
A modo de ejemplo, cada gasificador podrá tratar alrededor de 4,5 toneladas de matrices (hasta 3 matrices diferentes por 1,5 toneladas por hora) mientras que cada soplete podrá tratar hasta 3 toneladas por hora. No hay límite en el número de sistemas que se pueden colocar en paralelo: se dimensionará el corazón del sistema (gasificación, plasma y biodigestión) y se proporcionarán los sistemas auxiliares necesarios tanto en la entrada como en la salida.
Evidentemente, como en cualquier otra planta industrial, cuanto mayor sea la instalación más economías de escala se podrán desarrollar. Cuanto más grande sea el implante, más se podrán extender y absorber los sistemas de abducción, especialmente su consumo de energía inicial. Cuanto mayor sea la eficiencia energética, mayores serán los kWh inyectados a la red.
Por tanto, las dimensiones máximas vienen dictadas por la capacidad de la red nacional del país donde el cliente decide ubicar la planta o, si apunta a otras producciones distintas a la eléctrica, las cantidades de matrices que pueden suministrarse.
Pensamos en un ciclo operativo anual de unos 330 días. Cada valor que ofrecemos debe considerarse conservador, al igual que los valores proporcionados por nuestros socios proveedores.