Las microalgas, plantas microscópicas que generalmente crecen en ambientes acuáticos, marinos, salobres o de agua dulce, generalmente pueden reproducirse muy rápidamente, a menudo duplicando su masa en un día o incluso en unas pocas horas, ya que pueden operar más cerca del máximo potencial de la fotosíntesis y, por tanto, sus cultivos intensivos suelen ser más productivos que los de plantas superiores.
El invernadero, totalmente automatizado y optimizado para el cultivo de algas, prevé la recuperación completa del agua utilizada mediante EMPOWERING DEVICE y el cultivo mediante fotobiorreactores de ciclo cerrado en una zona bioclimatizada aséptica que se desarrollan en longitud pero en niveles superpuestos para aprovechar todo el volumen interno de el invernadero.
Los fotobiorreactores funcionan continuamente alimentados por energía solar mientras las microalgas, cultivadas de forma intensiva, se reproducen en el flujo de agua estimuladas por una radiación precisa del espectro electromagnético generada también por la iluminación artificial.
A través del proceso natural de la fotosíntesis, las algas microscópicas biofijan las moléculas de CO2.
La recogida de microalgas también está automatizada y se realiza mediante filtración con láminas.
La biomasa vegetal producida, recolectada y secada, es una harina de algas que puede ser utilizada como producto o componente para los mercados agroindustriales, alimentarios y/o nutracéuticos; o puede transformarse en bioaceite apto, a su vez, para su transformación en biodiesel.
Los invernaderos suelen ser estructuras inflables, resistentes a los rayos UV, transparentes y aisladas, como las almohadas de Etfe y Nilon, que no son invasivas ni dañan el suelo huésped, son desmontables, móviles y modulares.
Las luces pueden desarrollarse hasta 180 metros, capaces de soportar vientos de hasta 70 m/s, retener 250 kg/m2 de nieve y una vida útil de hasta 35 años. Casi no requieren mantenimiento y son totalmente reciclables al final de su vida.
La espirulina Arthrospira platensis vivió en nuestro planeta durante más de 3 mil quinientos millones de años y es una microalga con forma de espiral de color azul verdoso que se reproduce gracias a la fotosíntesis, como las plantas. Frente a la carne, el pescado y los quesos que contienen un 20% de proteínas, las legumbres y los huevos que contienen un 13%, la espirulina cuenta con un 70% de proteínas, ya transformadas en aminoácidos.
Se trata de un alimento nutracéutico 100% vegetal entre los más completos y equilibrados de la naturaleza, definido ya por la ONU como la mejor fuente alimenticia alternativa del futuro.
La harina de algas es una fuente de riqueza por su valioso uso en la economía alimentaria y la fitocianina, la molécula del pigmento, se utiliza como colorante o como complemento alimenticio debido a su efecto antioxidante.
